domingo, diciembre 19, 2010

historia, capitulo 13

- Hola cariño, como estas?- pregunto una voz masculina al otro lado del auricular.

- Que haces llamándome a esta hora?- pregunto apáticamente Carla.

- Pues que se me ha hecho tarde en el trabajo, hoy ha sido un día interminable. eemm…- hubo un momento de silencio.- podemos quedar mañana para comer?

- No lo se, tengo que ir a clase mañana…

- Pero sé que a las 2 sales, cariño.

- De que quieres hablar, no puedes decírmelo ahora?
- Carla tenia un tono muy cortante y seco.

- Prefiero tenerte en frente, y además hace bastante que no te veo. Paso a por ti entonces?

Antes de contestar Carla suspiro. Estuvo callada unos segundos pensando alguna excusa, no se le ocurría ninguna buena.

- Vale- dijo enfadada por no tener imaginación para inventarse una excusa- de todas maneras no se si salgo a las 2…- dijo vacilante

- Tranquila, yo te llamare, y me dices donde voy a por ti, vale cielo.

- Ya.

- Tu madre como esta?
- pregunto la voz masculina, con sosiego.

- bien, durmiendo, oye, tengo que ducharme e irme a dormir.

- Vale cariño, me alegra escucharte

- Ya, bueno… eso, adiós.

- Un beso hija, que descanse.

- Adiós.


Carla no podía creer que después de 3 semanas sin noticias de su padre le llamase, así porque si, y ahora tenia, bueno quería, hablar con ella, sin duda era un día muy extraño.

Dejo su blackberry sobre la cama, cogió del armario una toalla y un albornoz y entro en el cuarto de baño, eso la calmaría, hablar con su padre siempre le ponía algo nerviosa, y mas después de no haber dado señales de vida tanto tiempo. Un baño caliente era lo que necesitaba. Estuvo un rato en l bañera, pero cuando noto que empezaba a dormirse se propuso salir y ponerse el pijama.

Cogio un libro sin mirar cual, de su escritorio y se metió en la cama. Intento leer, pero no podía concentrarse, pensaba en el motivo de que su padre le llamase, era todo muy raro, desapareció 3 semanas por un viaje de placer, un día estaba al siguiente nadie sabia nada de Miguel, ni si quiera su familia, y ahora quiere hablar, desde luego entender a su padre era algo muy difícil para Carla.

Volvió a intentar entrar en el libro, pero en cuestión de 5 minutos se durmió. Se despertó, dejo el libro en el suelo y comprobó si la alarma estaba encendida, apago la luz, y siguió durmiendo.

Mañana seria otro día.

sábado, diciembre 18, 2010

historia, capitulo 12

Para continuar con el lunes más raro en la vida de Olivia y Carla, Carles se ofreció a llevar a sus camareras a casa. Durante el camino a casa, en el pequeño coche verde de su jefe, no pararon de hablar, a pesar de estar cansados.

Carla, quien iba de copiloto, ya que en los coches siempre que iba detrás se mareaba, insinúo que quizá la idea de Carles era tener un “misterioso accidente”, mientras que Olivia decía que era un chollo para el ser “majo” ya que las dos vivían en el mismo edificio.

Entre risas, y bostezos llegaron al gran edificio. Era el mas grande de la calle, y también el mas bonito, era antiguo, pero con reformas, que hacían que sea muy envidiado por vecinos de otros edificios.

Carla y Olivia llevaban viviendo allí desde niñas. Olivia vivía en el 5º piso, puerta 20, mientras que Carla tres pisos más arriba, en el 8º, puerta 30. Esta era una de las razones también por el que siempre estaban juntas, solo tenían que coger el ascensor. Muchas veces recorrían el edificio en pijama o chándal. Si una quería ver a la otra no tenía más que coger el ascensor, y llamar al timbre.

Bajaron del coche y se despidieron muy simpáticas de su jefe y entraron en el edificio.

Cuando el coche se acercaba a la esquina, Carles vio el coche de Carla aparcado, pero un poco inclinado, cuando paso delante de este, sí, no podía creer lo que veía, la rueda derecha estaba pinchada. Carla había llegado tarde por eso, esta vez no le estaba mintiendo. Pensó en mandarle un mensaje a su camarera, pero enseguida se arrepintió, creía que era una tontería. Puso la radio, que estaba apagada ya que venia hablando con Olivia y Carla, y emprendió camino a casa, quería llegar cuanto antes y poder descansar.

Mientras las chicas llamaban al ascensor. Olivia se apoyo contra la pared apoyando la cabeza con los ojos cerrados. Estaba durmiéndose de pie, quería entrar en casa meterse en la cama. “Ni portátil, ni cena, ni nada, directa a la cama” pensó.

- Cansada de... ligar?- pregunto vacilante Carla mirando a su amiga.

- Si, no todas somos tan guapas como tu, tenemos que currárnoslo…- contesto en tono sarcástico Olivia mientras recobraba una postura mas recta.

- Lo se, gracias- contestó Carla con tono presumido. Llego el ascenso.- Señorita- dijo a la vez que con una mano hacia un gesto a su amiga para que entrase y con la otra sujetaba la puerta. Pulso el piso 5 y luego el 8.

- Y tu que tal con tu marido?- Carla miro a su amiga sin entender a que se refería.- venga, Carlota, Charlie...

- Por favor…- susurro mientras ponía los ojos en blanco

- No te hagas la ofendida, llevas años enamorada de Carles!- replico Olivia

- Enamorada?- rió- yo? de Carles?..., en serio Oli, tienes que dejar de ver Love Actually todas las noches…

- Ya, probablemente sea yo… ya, ya, ya…

Ambas rieron al oír la manera en la que acabo Olivia su frase.

El ascensor había llegado a la 5ª planta. Se despidieron y Carla continuo, estaba escuchando música, cosa que a Olivia le fastidiaba un poco, ya que si estaban juntas podían hablar, además escuchaba la música demasiado alta.

Carla salio del ascensor, cogió las llaves de su bolso azul y se fue a su puerta de madera. Entró, dejo las llaves en un pequeño plato, con forma de mariposa, de plata que estaba sobre una mesa de mármol junto a la puerta. Por el largo pasillo vino corriendo su perrito, Hugo a darle la bienvenida. Entro a la sala, en el sofá estaba su madre dormida, con la televisión encendida. Se acerco le dio un beso y se dirigió a su habitación.

Había sido un lunes muy largo. La habitación de Carla era la más grande de toda la casa. Dado que era la pequeña, su madre le cedió la habitación principal.

Nada mas entrar dejo sus cosas en una silla que estaba junto a la puerta, era una silla luís XV, que le había regalado Olivia de la tienda de su padre, a ella no le gustaban mucho esas cosas, pero se lo había regalado su amiga, y la verdad el hecho de que sea morada combinaba con las paredes de su habitación.

En el lado izquierdo de esta, estaba el cuarto de baño, tenía una pequeña bañera, abrió la llave del agua, la preparo a temperatura y dejo que esta se llenara un poco.

Mientras puso un poco de música, no muy fuerte que su madre se había dormido. Desde allí, junto a la puerta, donde se encontraba el adaptador de su ipod, miro el escritorio que estaba con los libros y apuntes de la universidad, rápidamente dejo de mirar, tenia dolor de cabeza de solo pensar en que tenia que ponerse a estudiar.

Su cama de dos plazas, estaba en medio de la habitación, acompañada por una mesita de noche a cada lado y una lámpara tifanny en cada una de ellas. La miro como un niño mira el juguete con el que sueña, tenia ganas de ir corriendo y dejarse caer, pero sabia que si lo hacia no iba a despertarse hasta mañana por la mañana, así que se dirigió a su rincón favorito de toda la habitación. Donde tenia un ventanal gigante por el que le gustaba ver las luces de la ciudad y el cielo oscuro sentada en su mini sofá en forma de “L” que por supuesto pertenecía a la línea Bagur.

Nada mas sentarse en el sofá, se sobresalto al escuchar música de su bolso, se levanto torpemente, y buscó su blackberry. Se sorprendió y asusto al ver quien era la persona que le llamaba. Miro, el reloj.

- Aun es lunes, un extraño, extraño lunes…-dijo antes de presionar el botón verde del teclado.- Hola- contesto extrañada…

viernes, diciembre 17, 2010

historia, capitulo 11

- Luego las recoges tu!- dijo Carla riéndose de Olivia.

- Dirás, “siempre las recoges tu”, porque yo limpio lo que tu ensucias.- replico Olivia recogiendo las servilletas que había en el suelo.

Carla se dirigió a la cocina.

- Te ayudo a secar?- pregunto mirando como su jefe mojaba prácticamente la cocina entera.

- No estaría mal- sonrío a su camarera.
Mientras Carla y Carles estaban en la cocina fregando y secando.

Olivia estaba terminando de fregar el suelo, las sillas ya estaba sobre las mesas. Todo estaba preparado para cerrar, cuando escucho la puerta de la entrada. Era Alberto.

- Ya hemos cerrado. –dijo Olivia sin prestarle mucha atención.- y la maquina de café ya esta apagada. Lo siento.

- No venia a tomar café, venia a hablar contigo.- dijo el fotógrafo mientras se acercaba a Olivia, el corazón de esta se había acelerado un poco.

- Conmigo?

- Si, quería invitarte a mi exposición. Al final he montado una.-dijo sonriendo a la camarera, estaba puso seria.

- Ya, lo se, algo nos ha dicho Carles.

- Ah si?- pregunto confuso dado que el no había dicho nada a nadie aun.

- Si, es este miércoles verdad?

- Ah! Eso, no, no, no es mía esa exposición, yo simplemente la apadrino por decirlo de algún modo. Pero no es mía.- explico a la camarera que continuaba seria.

- Ahm.

- Estas enfadada? – pregunto esbozando una sonrisa en su cara.

- No, porque habría de estarlo?- respondió cortante.- estoy cansada, tengo sueño y quiero ir me a casa. No te lo tomes a mal.

- Oh vaya, lo siento, simplemente quería decirte eso, es que acaban de alquilarme la galería…, lo siento,… siento robarte tu tiempo.- dijo excusándose, estaba encaminándose a la salida, se sentía realmente mal, creía que se alegraría, la verdad ella fue quien le puso la idea de hacer una exposición. Quizá estaba cansada.

- Perdona, cuando tengo sueño me pongo de mala ostia, no es culpa tuya.- dijo Oliva mientras se acercaba al fotógrafo. Este se paro frente a ella, se acerco. Estaba realmente guapa, la miro a los ojos, esos que tanto le gustaban.

- Tranquila, te entiendo.-dijo mientras ponía su mano en el hombro de esta.

- Cuando es?

- El viernes, este viernes. Cuento contigo?- pregunto.

- Claro, allí estaré.- esbozo una pequeña sonrisa, realmente tenia mucho sueño. Pero la verdad se alegraba de que el estuviera allí. Le gustaba estar en compañía de Alberto, y sobre todo le alegraba que el catalan le contase lo de la exposición.

- Bueno, tengo que ir a cerrar, que ya es tarde.- guiñó un ojo a la camarera, le libero el hombro y salio. Estaba contento de saber que iría a su exposición.